Pelando la cebolla



En ésas ando. Quitándome capas que, a partir de hace unos meses, me di cuenta que sobraban. No son sólo capas blancas, también hay muchas partes viejas y prácticamente podridas. Capas que me amargan, me agrietan la vida y me impiden ser libre de mí misma.

Decidí dejar de picar la cebolla. En lugar de lastimarla, intento desenvolverla lentamente, sin prisas ni miedos. Es tiempo, siempre hay tiempo. 2 meses fueron suficientes para darme cuenta de que algo no está  bien. Cuando todo es sueño, la mente comienza a distorsionar tu propia imagen. Se desgasta y devuelve la de una desconocida ojerosa, pesada, triste. No quiero estar triste, no lo estoy, o no sé. Quiero pelar la cebolla, dedicarme sólo a eso, a no correr, sólo a caminar a mi propio paso. Siempre hay tiempo. No hay más que decir. Bueno, en realidad hay mil cosas más, pero ahorita no quiero.

This entry was posted on jueves, 19 de enero de 2012. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

Leave a Reply