Sin sentido


Caminamos, corremos, paramos, lloramos, odiamos, amamos, extrañamos, envidiamos, arrebatamos, dejamos, liberamos, olvidamos, perdonamos, salimos, soñamos, seguimos, vivimos, vivimos... Qué importan los impuestos, el cambio de horario, el tráfico, el ruido, la ignorancia, la violencia, la sangre, las ojeras, el cansancio, la gordura, la fealdad, el silencio, la soledad, la noche, los reclamos, las palabras, el trabajo, el dinero, la lluvia, el smog, el frío, la amargura, el olvido, la ausencia, la muerte, el viento, los mares, Europa, los coches, la pobreza, la riqueza, las enfermedades, las piernas, los miedos, los muslos, el tiempo, las manos, la ropa, la pena, la renta, el llanto, la vida, la vida, la vida... Resbalamos, nos caemos, nos fragmentamos, nos carcomemos, nos volvemos viejos, nos aferramos, nos reencontramos, nos lanzamos al vacío, a la existencia.

No hay más que ésto. Que ésta oscura y tierna noche, melancólica, gris, eterna, libre. No hay más que esto para seguir soñando. La realidad muerde y tortura, pero cede ante el coraje de seguir, seguir, seguir, seguir, seguir, seguir... Sigo aquí. Aquí sigues tú. Y él. Más allá de la presencia, de la carne, de la sangre. Seguimos, vivimos, vivimos...

La noche no para.

26 Julio 2011

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