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"Hoy necesito contar una historia... Prometo que no fue mi intención hacerlo, pero pasé tantas noches pensando y mirando tanto tu cara en mis sueños, que ésta fue transformando mi silueta y creí que la razón de lo que sentía verdaderamente lo valía... Valía la pena el llanto que a veces dejé escapar, porque en tus ojos me miraba feliz y perdón por si violé tu intimidad, quise ya no hacerlo pero no hice bien el intento, porque era lindo el sentimiento. Y sí, aún lo siento y te quiero. Sí, te quiero. Pero te amo cada día más que ayer y menos que mañana y quizás más que eso, por lo tanto no quiero perder tu sonrisa, ésa que me heriza la piel y tu boca que sabe a amor. No sé si es correcto lo que digo, pero con valor te lo digo. Que eres lo mejor de mí y que a veces te miro y veo que tengo miedo, de perderte sin duda, pero es algo que no puedo evitar y no quiero perderte, te quiero solo para mí. Mi corazón te pertenece, sólo trataré de dártelo siempre, siempre con el respeto al frente y no pensé que ésto pasara, pero pasó y el te amo no cambió ni cambiará, porque la vida ésta sorpresa me guardaba. Y ahora es el momento de decirte que eres una gran persona, que si tu sonríes mi pecho funciona y si tú me hablas mi mente razona. Y este poema, o lo que quiera que sea, es sólo para ti. Porque una parte de mi tiempo sólo lo dedico a ti. Y tal vez tú no imaginas que ésto es así, pero te amo y así lo sentí. Gracias a ti inconscientemente, gracias por tu tiempo y gracias por dejarme tenerte, porque eres oro, puro, invaluable. Gracias porque te amo y éso es todo".

-Paulina Bonanni

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Creo

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Creo que últimamente ya no sé bien quién soy. Creo que tal vez exageré con lo que acabo de escribir. Creo que hace demasiado frío en mi interior que hasta llega a mis pies. Creo que me da miedo ser mayor de edad. Creo que haber cumplido 18 no ha tenido mucho impacto en mi vida como yo esperaba años antes. Creo que a veces digo mucho y hago poco. Creo que me gusta hacer muchas cosas y no las hago. Creo que veo más de lo que los demás ven. Creo que necesito mucho tiempo para pensar en lo bueno y en lo malo de mi vida. Creo que no me considero tan mala persona. Creo que soy muy egoísta y éso me ha abierto muchos caminos en mi vida. Creo que también ha cerrado muchos. Creo que no quiero cambiar. Creo que sólo cambiaría para re-inventarme a mí misma. Creo que siempre, de una u otra forma, termino dándole gusto a los demás. Creo que me importa mucho la opinión de las personas. Creo que a veces finjo que soy fuerte y no lo soy. Creo que soy débil y éso me hace fuerte. Creo que amo muchas cosas de mi vida. Creo que odio muchas cosas de mi vida. Creo que odio odiar. Creo que amo amar. Creo que soy responsable. Creo que a veces soy muy floja. Creo que poseo la capacidad de conseguir casi cualquier cosa que me proponga. Creo que siempre he tenido la necesidad de expresar lo que siento. Creo que a veces lo hago sin pensar. Creo que éso me ha traído muchos problemas. Creo que a veces me quedo sin palabras. Creo que a veces me quedo sin silencio. Creo que no me es difícil llegar a un objetivo. Creo que a veces no utilizo los mejores medios para alcanzar dicho objetivo. Creo que soy una buena persona. Creo que tengo muchas cualidades. Creo que me da miedo no agradar. Creo que me exijo mucho a mí misma. Creo que no me gusta mucho lo que veo en el espejo. Creo que debo resignarme. Creo que debo empezar a amarme más. Creo que me da miedo...

Pelando la cebolla

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En ésas ando. Quitándome capas que, a partir de hace unos meses, me di cuenta que sobraban. No son sólo capas blancas, también hay muchas partes viejas y prácticamente podridas. Capas que me amargan, me agrietan la vida y me impiden ser libre de mí misma.

Decidí dejar de picar la cebolla. En lugar de lastimarla, intento desenvolverla lentamente, sin prisas ni miedos. Es tiempo, siempre hay tiempo. 2 meses fueron suficientes para darme cuenta de que algo no está  bien. Cuando todo es sueño, la mente comienza a distorsionar tu propia imagen. Se desgasta y devuelve la de una desconocida ojerosa, pesada, triste. No quiero estar triste, no lo estoy, o no sé. Quiero pelar la cebolla, dedicarme sólo a eso, a no correr, sólo a caminar a mi propio paso. Siempre hay tiempo. No hay más que decir. Bueno, en realidad hay mil cosas más, pero ahorita no quiero.

De la egolatría

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Es jueves. No tengo sueño. Creo que se me está haciendo costumbre esto de tener la mente dispersa. Hoy mi cerebro decidió "complotear" contra mí durante la madrugada, haciéndome soñar situaciones extrañas y confusas que no me permiten continuar durmiendo como si nada. El inconsciente es sabio y yo, medio mensa. O mensa y media, quién sabe. El caso es que estoy extrañando algo... algo muy bonito. ¡Éso es bueno!

A veces siento que este blog lo estoy utilizando como diario. Digo, el principal motivo por el cuál lo hice era para expresarme, aunque no me alegra tanto ser tan egocéntrica. En fin... ¡Es difícil para mí el NO hablar de mí! Me intrigo demasiado. Soy todo un misterio... (Como cualquier ser humano, quizá). Prometo un día de éstos darme la oportunidad de pensar en otra cosa que no sea yo. Pero hoy, no. Hoy estoy en mi etapa egoísta en la que soy lo más interesante de este mundo. Por lo menos para mí...

Desapercibida

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No creo en la perfección. Creo en la soledad ocasionada por el olvido, por pasar desapercibida en la noche. Todo es efímero. El dinero es efímero. El dolor es efímero. Pero el recuerdo me alcanza. Ése, aunque es menos eterno que el concepto de Dios, siempre me atrapa. El recuerdo de mi imagen ante un espejo no tan devorador como los que hacen ahora. Fríos. Inútiles.

Sin sentido

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Caminamos, corremos, paramos, lloramos, odiamos, amamos, extrañamos, envidiamos, arrebatamos, dejamos, liberamos, olvidamos, perdonamos, salimos, soñamos, seguimos, vivimos, vivimos... Qué importan los impuestos, el cambio de horario, el tráfico, el ruido, la ignorancia, la violencia, la sangre, las ojeras, el cansancio, la gordura, la fealdad, el silencio, la soledad, la noche, los reclamos, las palabras, el trabajo, el dinero, la lluvia, el smog, el frío, la amargura, el olvido, la ausencia, la muerte, el viento, los mares, Europa, los coches, la pobreza, la riqueza, las enfermedades, las piernas, los miedos, los muslos, el tiempo, las manos, la ropa, la pena, la renta, el llanto, la vida, la vida, la vida... Resbalamos, nos caemos, nos fragmentamos, nos carcomemos, nos volvemos viejos, nos aferramos, nos reencontramos, nos lanzamos al vacío, a la existencia.

No hay más que ésto. Que ésta oscura y tierna noche, melancólica, gris, eterna, libre. No hay más que esto para seguir soñando. La realidad muerde y tortura, pero cede ante el coraje de seguir, seguir, seguir, seguir, seguir, seguir... Sigo aquí. Aquí sigues tú. Y él. Más allá de la presencia, de la carne, de la sangre. Seguimos, vivimos, vivimos...

La noche no para.

26 Julio 2011

Bienvenida

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No es fácil vivir en este terreno sordo. La misma tierra entume la mente, la penetra y enajena. El hoyo negro crece, y vaya que envuelve. Hoy me levanté intentando disfrutar de los primeros parpadeos. Agotada, (realmente de no sé qué) asomé los ojos por la ventana, y miré con prisa si ya había salido el sol. Cuando bajé la mirada me percaté de cómo el polvo se impregnaba cada vez más en el vidrio...

Olvidar qué es lo que se quiere no es tan difícil, lo que sí complica todo es tener que seguir adelante. Caminar, moverse entre la misma gente, el señor que pide limosna en lugar de trabajar, el estudiante que le arrebata a una anciana el lugar en el camión y cierra los ojos haciéndose el dormido, para que nadie lo moleste, para que nadie logre intimidar su patética realidad. Ser jodido o estar jodido... vaya diferencia.


Llegas a la escuela , sonríes, haces como si la vida fuera perfecta, como si supieras que tienes que estar en ese lugar, aunque en el fondo te sientes harto. Esa controversia entre tu ego y tus demonios te vuelven frágil, pero lo ocultas con gestos. Te alimentas, observas el reloj y son las 12 de la tarde. No sucede nada, sólo regresas al salón a escuchar una historia más. A veces nadie te ve, estás solo.

En la memoria, entierras el recuerdo, lo atas a la corteza de tu cerebro... pero es el equipaje el que lastima. Es pensar en el instante específico, en ése en que entregaste los nervios, la sangre, la ropa y el silencio.La satisfacción es menor comparada a la nostalgia.

Sales corriendo. La fatiga absorbe cualquier destello de razón. Como animal, abrazas. Se enfría el aire, cubres con tus dedos la pobreza de tu rostro.

Los párpados se cierran. Mañana saldrás. Duele saber más que los otros, pero evitas demostrarlo. El hoyo expande su frontera. Casi toca tus labios, pero prefiere ver cómo te agotas esperándolo...